DE MEDELLÍN AL MAR...EN BICICLETA
- sunrise-1
- 4 ene 2021
- 7 Min. de lectura
Entre ruedas, vientos, risas y dolores…

¿Es el sufrimiento en algunas ocasiones un motor de crecimiento?
NACE UN RETO
Imaginemos un virus que llegue para amenazarnos como sociedad o un virus que llegue para retarnos y elevarnos a otro nivel, es una decisión de cada ser habitar uno u otro lado, el virus sigue siendo el mismo. Junto con Nico decidimos elevar nuestro potencial a otro nivel, llevar nuestro cuerpo al límite y allí conocernos para poder mejorar la versión de cada uno. En medio de una pandemia llena de restricciones y oportunidades, transcurría una montada de bicicleta común y corriente cerca de nuestros hogares, cuando nace una idea…-Vamos a la costa en bicicleta-..-¡VAMOS!-.
Son esos “vamos” que en ocasiones vemos lejos, aquellos que los ideamos como utopías pero que somos nosotros los únicos responsables de acercarlos a la realidad y alejarlos de ser un solo sueño. Necesitamos construir círculos sociales que crean en los “vamos”, que se monten en la película de un “vamos” difícil, que entiendan el valor de un “vamos” retador; pues son estos “vamos” los que nos cambian, reconstruyen y reconectan.
LA PREPARACIÓN
Entre lomas y valles nacen los campeones, entre confort y reto se hacen los emprendedores, entre turbulencias y calma vuelan los pájaros y, entre lluvia y sol se hace la vida; muchos kilómetros recorridos en la ciudad y municipios cercanos, salidas entre semana y fines de semana, algunas en la noche y otras muy en la mañana. Lo cierto es que para recorrer 420km en dos días debíamos tener el cuerpo físico listo y el mental totalmente dispuesto, el reto era grande y ponía la mente en jaque, pero la convicción de lograrlo siempre debe ser más fuerte que cualquier obstáculo del camino.
Nos tildaron de “aventureros”, “arriesgados” y hasta “locos”, pero precisamente es la ausencia de “cordura” la que en muchas ocasiones catapulta al éxito, y cuando ponemos la palabra cordura entre comillas nos referimos a esa “cordura” que el sistema social nos ha enseñado, esa normalidad a la que nos acostumbramos, esa cotidianidad que nos consume. El día que alguien te diga “loco” respóndele con una sonrisa y luego agradece desde el interior, es el motor para grandes cosas.
Algunos conocimientos de mecánica básica, repuestos esenciales y a rodar… 420 kilómetros separan Medellín de la bella y agitada Montería.
DÍA 1
N/ -¿Qué tal la noche previa?-
S/ -No dormí nada, estuve muy ansioso, pensando mucho en esto que estamos haciendo, mera locura, pero “VAMOS”.
Estas fueron algunas de las primeras palabras que cruzamos aquel 12 de diciembre a eso de las 04:00am cuando nos vimos las caras llenas de ilusión, ansiedad y un poco de miedo, pero ese miedo que reta, ese que debemos tener siempre ahí como arma de propulsión.
Sobre la bicicleta, dos amigos de corazón, con sus bolsos amarrados a las parrillas y sus uniformes de ciclismo aficionado, hemos salido de Medellín buscando el norte del Valle de Aburra con el fin de tomar la ruta terrestre que conduce a la Costa Atlántica de la bella Colombia. Apenas amanece y las montañas dicen “aquí estamos para protegerlos”, y los dos, ambos con las mismas ganas decimos “aquí estamos para cruzar fronteras”. Un primer día lleno de montaña, enormes desniveles, ascensos de hasta 18 kilómetros y dos corazones palpitando de manera acelerada, no solo a raíz del esfuerzo físico sino también como resultado de un sueño que se empieza a construir y una utopía que deja de alejarse, ahora cada pedalazo nos acerca a la meta.
Algunas horas después y ya hemos alcanzado el conocido “Alto de matasanos”, luego llegaríamos al bello y verde municipio de Don Matias, allí una parada corta, desayuno delicioso (huevito, arroz, chocolate, arepa y quesito…Viva Antioquia y sus desayunos). Pedal y más pedal, ascensos con pendientes normales pero prolongados, tramos largos y retadores, algunas risas y otras miradas de agotamiento. Después de horas continuas sobre la bicicleta, la espalda se sobrecarga, las piernas flaquean, las manos duelen…pero el objetivo está intacto.
Pasando por los bellos paisajes de Santa Rosa de Osos, Llanos de Cuibá y el empinado Yarumal, todos pertenecientes a Antioquia y con sus característicos paisajes que deleitan la vista y llevan la mente a un mundo de agricultura donde se siembre esperanza, papa, amor, yuca, pasión y muchas otras verduras y valores.
Recarga de almuerzo a eso de las 02:00pm y a la bicicleta, estaba pendiente el último ascenso y luego una bella y larga bajada buscando el cañón que describe nuestro imponente y emblemático río Cauca. Pasando por el alto de ventanas, el sector de la frijolera, el municipio de Valdivia y arribando a eso de las 05:30pm a Puerto Valdivia, nuestro puerto de descanso para una primera jornada con 190 kilómetros encima, caras empolvadas, pero corazones felices. Hotel sencillo de US 6 la noche, algunos snacks, comida y mucho sueño por delante, aún quedan 230 kilómetros por conquistar física, emocional y mentalmente.
DÍA 2
5:30 am, suena el despertador avisando otro largo día de pedaleo
N/ - ¡Vamos pues!
S/ - Cuál es el hijue#$% afán, estoy muerto marica
N/ - Yo tambien estoy muerto en vida, pero vamola
Estas fueron las primeras palabras que se cruzaron en nuestro segundo día, después de una de las noches de descanso más reconfortantes, ambos coincidimos que sería igualmente de reconfortante si la cama fuera de piedra, pues el nivel de cansancio que nuestros cuerpos experimentaron fue enorme.
A eso de las 6:30 de las mañana, después de comer un banano y recargar nuestras botellas arrancamos nuestro camino. En este punto nos sentíamos un poco agotados, pero quizás cuando uno se prepara mentalmente para el recorrido, el cuerpo con su inteligencia anticipa este esfuerzo y da una recarga de energías algo extraña. Bajo la sombra de la temprana mañana andamos felices y dichosos, pues el sol aún no estaba maltratando nuestros ánimos y nos permitía pedalear algo frescos. Llegamos a Tarazá, pueblo cálido algo golpeado por la violencia, donde desayunamos y recargamos agua, luego de 20 minutos para esto, retomamos nuestro camino. A esta hora de la mañana ya el calor y los potentes rayos del sol se empezaban a sentir, pero nuestras mentes estaban mucho más motivadas y preparadas. Anduvimos cerca de 80km seguidos para llegar a La Apartada, un pequeño pueblito en la vía Caucasia-Montería, muy cerca de Caucasia.
Resulta algo impactante recordar unos 30 minutos de esfuerzo antes de llegar a esta parada, el sol ardía fuertemente, nuestras bocas totalmente secas y el cansancio “global” (así lo llamó sebas) hizo que el tramo de Caucasia a La Apartada fuera uno de los dos momentos más difíciles de todo el viaje. Realmente es difícil encontrar las palabras para describir el sufrimiento que toca sobrepasar en un momento como tal, solo se podría decir que uno llega a maldecir la bici, el camino, el sol… pero sin duda alguna estos momentos son de lo más reconfortantes al final, el orgullo es indescriptible y la satisfacción es reconfortante.
Después del almuerzo, aún nos quedaban más de 100km por recorrer, aunque teóricamente el terreno es plano, hay pequeñas inclinaciones duras para el ciclista pero que a ojos del conductores son imperceptibles. Preparamos nuestros termos y arrancamos.
El segundo momento de mayor sufrimiento llega en este tramo, luego de más de 65km bajo el fuerte sol de estas tierras, dijimos: “en la próxima tienda paramos”. Para nuestro asombro no había ni una tienda en los próximos 15km y sin una gota de agua en nuestras botellas tuvimos que seguir nuestro camino esforzándonos física y mentalmente cada vez más. Sin lugar a duda Este ha sido el momento de mayor esfuerzo de mi vida, realmente comimos mier#% en este tramo, luego de haber completado la travesía puedo revivir esta sensación y da un poco de escalofríos, pero por otro lado me siento orgulloso de haber pasado por esto. Cuando llegamos a una tienda en un pueblo a orillas de la vía llamado Los Cerros, nos bebimos todo lo que había en el lugar, nuestras mentes un poco mareadas se recompusieron y seguimos el rumbo.
A partir de este punto restaba poco camino y con el sol ya escondido el resto del viaje se hizo muy ameno, faltaban unos pocos kilómetros y la satisfacción de haber completado el reto cada vez era más tangible. Llegamos a Montería a eso de las 7:00pm.
DÍAS DE PLAYA
Como recompensa a este camino quisimos darnos unos 3 dias de descanso en Isla fuerte, un lugar ideal para eso mismo… descansar. Cogimos un bus en la terminal de buses de Montería que iba para un pueblo llamado Moñitos. Para ir a isla fuerte hay que llegar primero al pueblo costero Paso Nuevo y pues el bus que va para Moñitos pasa por este lugar. Este transporte nos costó 25 mil pesos (8 USD) y dura alrededor de 1,5 horas. En Paso Nuevo se coge una lancha que tarda aproximadamente 30 min para llegar a Isla Fuerte, que puede costar entre 20 y 30 mil pesos (5-8 USD).
Y con un ambiente muy nativo, tranquilo, playero y poco turístico; pudimos descansar acompañados de sol, arena y un mar azul.
RECOMENDACIONES:
Para un viaje en bicicleta es importante el ritmo. NUNCA esforzarse más de la cuenta, el ritmo debe ser muy controlado y sin sentir que se esta demandando mucha energia
Ir lo más liviano posible. En la bicicleta cada kilo cuenta y entre menos peso más cómo será el viaje
Cargar más de un termo y si es posible térmico. En la carretera, muchas veces las tiendas o lugares donde se pueda conseguir agua están muy retirados, entonces llevar más de un termo permite tener reservas para cuando se requiera
Viajar con compañeros que mantengan el mismo nivel de pedaleo. De esta forma se optimiza el tiempo
Entre menos personas mejor. procurar no ser mas de 5 cuando se está viajando en bicicleta, cada inconveniente le puede pasar a cualquiera y esto hace que se retrase el tiempo
Hacer paradas cortas. Luego de las comidas reposar máximo 10 minutos. Cuando el cuerpo se enfría es mucho más difícil volver a comenzar
Fundamental tener gafas de sol y protector solar
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